Muerte Efímera

13:42 Posted by René Zapata

Me rendí. Vi tus ojos cerrarse, tus manos alejarse. El viento ya no grita, las almas callan, los aromas renacen... y dañan. Ni ficticia es tu respiración cuando se silencian nuestras lenguas. Y sin pensarlo doy media vuelta. Las lágrimas son monotonía en tiempos de cólera. No hay fuego, no hay sangre. El pyros se resguarda en mí. Tu voz rasga mis oídos. Caigo.
Por ventanas entra el sol. No ilumina. El cristal se levanta, la sombra llora y la habitación se ahoga. La pena fugaz. La herida sagaz. La sangre y tu voz. Ni correr puede el amor, ni amar la soledad.
Me rendí, ante tus ojos ya cerrados, tus brazos alejados. Cuando almas errantes deciden encontrarse. Cuando caricias ficticias parecen cortar. Cuando sonrisas eternas, verdaderas, se asfixian en la mentira y en la esperanza de ser.
Tic-Tac no es el reloj, no es el corazón, la espera, la desilusión, el remordimiento, la pasión. Todo gira y entra. Una mueca, saliva. Un ademán y tiemblo. Una salida y me escondo.
Tu piel reaparece en mis manos, fuego. Tus ojos siguen cerrados. Mis labios ocupan el espacio del amor con el tacto. Sólo la verdad miente. Sólo lo puro me daña. Y es real.

1 comentarios:

Anónimo dijo...
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