Poemas, Absurdos y Etcéteras

Calor artificial. Guitarras hechas de paz. Lo absurdo se apodera de los pensamientos silvestres. Lo absurdo. Lo absurdo. Piedras rebotan creyendo ser corazones. El viento sopla pensando en que pasará desapercibido. Los ciegos cantan canciones sobre belleza. La vida se transforma en humo palpable. El hielo. El hielo. El hielo. El hielo toma fotografías del amor. Amor. Absurdo. Ángeles adornan ataúdes de vida. Muerto en vida. Muerte viva. Vida muerta. Pájaros que vuelan y nadan como barcos. Barcos recorren la sangre que hierve con el más mínimo tacto. La sangre, tu sangre. La sangre: divina ofrenda a la pasión. Pasión que te hace caer. No sé caer. Necesito caer, caer en dirección al cielo. La caída adormece, y anestesia no me sobra. Caer. Golpe. Tacto. Absurdo. Lo absurdo vuelve a predominar mi vida. La que con anhelo y temple define mis días. Día a día. Día a día. Todo se detiene. Luego se escucha música, la oscuridad retrocede y se forma un vacío. Mundos paralelos que existes sólo en mis adentros. Mundos diferentemente iguales, como el blanco y el negro. Paraíso e infierno. Más de lo mismo con distintos argumentos. Todo relativo. Sensaciones y perspectivas. Pensamiento inmortal. Maldito y necesario pensamiento. Tan necesario como tu existencia, tan necesario como parpadear. Los ojos brillan, nada más. Nada brilla, nada más.
Seda pedregosa, lluvias secas, hacen de este mundo el mundo absurdo. Quienes lo entienden lo entienden, aunque nadie quiere hacerlo. La locura es un don, y cada don es locura. Locura ciega, locura absurda. Y lo absurdo no es absurdo, cuando lo normal se vuelve fantasía. Absurdo. Gracias.